Mis pacientes se van porque yo no soy paciente.

Mis pacientes se van porque yo no soy paciente.

El trabajo terapéutico pareciera ser un trabajo objetivo, fundamentado en teorías o técnicas psicológicas, sin embargo, me he dado cuenta que más bien es un trabajo mediador, entre  las creencias, emociones y sentimientos del terapeuta y las creencias, emociones y sentimientos del paciente, cargados ambos de una mochila llena de historia, experiencias, traumas, heridas, dolencias, pesares y más…

¿Qué tan objetivo puede ser un terapeuta?

Si con lo primero con lo que nos encontramos  es que La palabra paciente es de origen latín “patiens” que significa “sufriente” o “sufrido”.

El paciente es aquella persona que sufre de dolor y malestar y, por ende, solicita asistencia médica y, está sometido a cuidados profesionales para la mejoría de su salud.

Desde este punto de vista el paciente puede otorgar al terapeuta, el rol de superioridad, “tú eres el que me va a curar”, “yo sin ti no puedo”  o viceversa, el terapeuta puede subestimar al paciente: “tú me necesitas, sin mi no puedes” “yo soy el que se” 

Sin embargo, la palabra paciente lleva inplícito el que hay que tener paciencia ante el proceso sanador. 

El rol del terapeuta no es estar por encima del paciente, ni mucho menos sentir que él es El Salvador. 

Aquel terapeuta que pretenda decirle al paciente lo qué debe o no debe hacer, está en el camino equivocado.

Cuando ponemos al paciente en la postura de: “tú puedes resolver, tú eres inteligente, tú sabes” despierta su sabiduría…. o cuando simplemente el terapeuta se muestra humano, como una persona que ha cometido los mismos y / o peores errores que los del paciente, pero que los ha resuelto de alguna manera, así como también mostrar con humildad, que el terapeuta requiere de su propio terapeuta porque también es un paciente, hace que la curación sea más espontánea e inmediata. 

¿Cuánto de espejo le sirve el paciente al terapeuta?

Muchísimo, en mi experiencia personal el paciente me trae aquello que yo ya he sanado o aquello que también tengo que sanar.

Ésta sería la forma más humilde y terapéutica de hacerle saber al paciente que simplemente el terapeuta es un mediador, facilitador de algunas ideas, más objetivas, vistas desde afuera, y no, es un salvador, o un ser perfecto que no tiene sombras o debilidades algunas. 

El terapeuta no es El Salvador, pero a veces pasa a ser el salvado. El síndrome de la ambulancia lo asumimos todos, algunas veces con nuestros padres, hijos, amigos, parejas y otras veces con nuestros propios pacientes. 

¿Qué es importante saber entonces como Terapeuta?

que necesariamente a veces hay  que acompañar en el Proceso sanador, dejando de lado conceptos morales, juicios de valor, cultura, historia personal, así como también dejar aquellas creencias limitantes, impuestas o autoimpuestas por su sistema familiar, ancestral o social, para mostrarle al paciente muchas alternativas o posibles soluciones ante una situación, qué quizás podrían ser, inclusive, alternativas descabelladas dentro de la estructura mental del terapeuta, pero que son convenientes para el paciente que es quien decide.

La idea no es dar soluciones, la idea es abrir con el paciente su propia caja de herramientas para que él mismo encuentre sus soluciones. 

Hay un conocido proverbio chino que dice: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”

El terapeuta es un humano, no un humanoide. La relación terapeuta paciente es una relación de intercambio y no una relación de dependencia. 

Hoy en día tenemos muchos profesionales ejerciendo el rol de terapeutas, entre ellos los coach, sanadores, nutricionista, médicos, facilitadores de talleres, aunque el sanador es quien se acerca más al rol del terapeuta.

En vista de los pocos recursos que tienen algunos sanadores para poder ofrecer un mejor y más saludable trato al paciente, he creado un GRUPO DE APOYO AL SANADOR, a fin que pueda integrar sus canalizaciones en un ambiente más  terapéutico.

El Sanador puede carecer de las herramientas para saber comunicar lo que percibe en sus canalizaciones o de la dificultad para diferenciar las recomendaciones o sugerencias basadas en sus creencias, de las alternativas más convenientes para el alma del paciente.

Gracias, somos luz.

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Sofía Gil

Escrito por

Centro de Apoyo Integral Sanando el Ser 999

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